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SISMOS y RELAVES / Publicado por CHICUREO.COM 2012
55 años de la tragedia que cambió la historia de La Ligua / Publicado LALIGUACHILE.CL 2020

Agradecemos a las fuentes consultadas
28 marzo 1965
Terremoto LA LIGUA

TITULO: EL TERREMOTO DE 1965 EN CHILE
FUENTE: DATOS ONEMI / LITERATOS.CL / Texto: Hugo Álvarez Delgado, con motivo de los 43 años de la tragedia que afectó a casi medio país
En 1965, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, el 28 de marzo un movimiento telúrico afectó la zona central del país. A eso del mediodía, un violento temblor hizo que la población de Santiago saliera atropelladamente a las calles. Los ascensores de los edificios se detuvieron al cortarse el suministro eléctrico, se cayeron muchas cornisas, se agrietaron las casas.
En Valparaíso y Viña del Mar se registraron los daños más grandes. En otro sector, cerca del pueblo de Nogales, un caserío, llamado "El Cobre", desapareció bajo una gruesa capa de relaves, pereciendo muchas personas. En apariencia, este temblor no causó muchos daños, sin embargo, éstos alcanzaron un valor de ciento cincuenta millones de dólares. Por ello se le conoce como "el terremoto hipócrita".
El domingo 28 de Marzo de 1965 a las 12,33 horas, un terremoto de Magnitud Richter 7.6 y de Intensidades de entre 6 y 9 grados en la escala de Mercalli se hizo sentir desde la provincia de Copiapó por el norte y hasta Osorno por el sur e incluso fue percibido en Mendoza y Buenos Aires.
El epicentro se ubicó en las coordenadas 32 33'' de latitud S y 71 10' de longitud W, esto es, muy cerca de las ciudades de La Ligua, Cabildo y Petorca de la V Región norte que por entonces pertenecía administrativamente a la provincia de Aconcagua con su capital en San Felipe.
El hipocentro se habría localizado a 50 o 60 km de profundidad.
Recuerdo que nos habíamos venido desde Petorca a Cabildo con mis padres y hermanos a vivir a la casa de mi abuela paterna buscando un mejor futuro. Tenía casi ocho años y vivíamos muy cerca del Escuela 5 por la calle del Cerro que le llamaban. Aquel día domingo jugábamos con otros niños familiares de la cuadra. De pronto entró una neblina espesa sobre el pueblo, como es tradicional, pero esta era como humo o tierral, tenía algo raro y fuera de lo común. Paramos el juego y nos sentamos en la solera de la vereda frente a la casa de mi abuela. Era ya casi la hora del almuerzo cuando sentimos un estruendo y un remezón horroroso e interminable. Nos abrazamos entre algunos niños llorando de pavor y viendo como en la calle y la vereda se abrían inmensas grietas que pensábamos que nos iba tragar la tierra. También veíamos como las casas de adobe se desplomaban y caían al piso. La tierra temblaba y bramaba de una forma feroz, fueron segundos interminables.
Nuestros padres corrían despavoridos gritando, los niños, los niños y el sismo no paraba.
Estábamos todos aterrorizados, luego que pasó el temblor se fue la neblina y pudimos ver los graves daños provocados por el terremoto. Las calles con inmensa grietas daban miedo. La casa de mi abuela sin techo, las paredes trizadas, el revoque de cemento se había caído casi todo, los escombros estaban desparramados por todos lados que casi impedían caminar. Las camas, el patio, todo parecía que había sido bombardeado como en una guerra. Mi abuela entre sollozos gritaba falta el Jaime, que es mi tío, no lo encontrábamos por ningún lado, hasta que de pronto se sintieron gritos llorosos desde el baño. Este era de pozo negro con madera y se había hundido casi hasta la mitad junto con mi tío. Allá estaba el pobre afirmadito a la taza del inodoro, el terremoto lo había encontraron ahí justo haciendo sus necesidades.
Otro detalle que recuerdo patente es que las ollas de la comida, que ese día era cazuela, estaban llenas de cascajos terrones que cayeron desde las paredes y el techo, en definitiva todo era un gran desastre producto del terremoto más grande que había azotado a casi medio país.
Los pueblos de Petorca, Chincolco, Cabildo y La Ligua resultaron dañados en un 80 a 90% de su construcción, registrándose dos muertes en esta última localidad. También hubo dos muertes en Rinconada y una en Los Andes. Catapilco y Catemu sufrieron asimismo grandes daños. Zapallar y San Felipe resistieron un poco mejor el sismo.
El adobe, material mayoritariamente usado en las construcciones de esta zona, en aquella época, facilitó la acción del terremoto que causó pánico y terror entre los habitantes de estos pueblos rurales y mineros.
Como hechos positivos de este sismo, se estableció por primera vez la facultad presidencial de determinar "zonas de catástrofe" frente a desastres para agilizar la ayuda a la comunidad. Se regularon las normas legales sobre "muerte presunta" y se definió el concepto de "damnificado".
Surgió entonces la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI).
La ayuda nacional se recolectó mediante el esfuerzo voluntario de universitarios, iglesias, Cruz Roja y diversas entidades de servicio público. Se dispuso de vuelos de LAN y trenes de FFCC, ambas empresas estatales, en una cruzada de solidaridad.
Como siempre, la ayuda internacional llegó generosa. Primero de Bolivia y Argentina y luego de Holanda, Francia, EE UU, México, Alemania, España y Camerún. Se calculó en U$ 211.149 y 57.575 marcos.
En Cabildo se instaló un hospital de campaña frente al Hospital local que resultó totalmente destruido. Allá personal militar y de la Cruz Roja junto a personal del Hospital de Cabildo atendía a los múltiples heridos y enfermos, además de iniciar una campaña de vacunación contra las infecciones.
Mientras las autoridades municipales hacían el relevamiento de los daños, repartían frazadas, alimentos, carpas y materiales para apuntalar algunas casas. Daba pena ver como aquellas viviendas que eran de dos pisos, especialmente aquellas de la avenida Humeres quedaron casi totalmente destruidas. Luego de un tiempo vino la reconstrucción de la ciudad y se proyectó la población Nueva Cabildo en terrenos con plantaciones de tunales y olivos del hacendado Juan Wencke que se ubicaba pasando la calle del cementerio.
Como nuestra familia estaba en la lista de afectados "damnificados" y vivíamos como allegados nos tocó un sitio en dicha nueva población que se construyó bajo el sistema de autoconstrucción en gran parte.
Pero en otras ciudades los daños fueron muy superiores y trágicos dejando muchas víctimas fatales. La situación más grave se produjo en el tranque de relaves El Cobre de la mina El Soldado, perteneciente a la compañía Disputada de Las Condes, ubicado a unos 10 km del pueblo de La Calera, cerca de la hacienda El Melón. En este lugar, y al parecer con el primer remezón del sismo, el tranque cedió originando una avalancha de 10 millones de metros cúbicos de fango, ácidos, y residuos minerales provenientes de la mina. El aluvión bajó a una velocidad de 40 km/h y a los 15 minutos del sismo estaba cubriendo para siempre, con una capa de entre 2 y 5 metros, el pequeño e indefenso poblado, habitado por unos 150 a 200 mineros y agricultores, de los cuales sobrevivieron no más de 10, encontrándose posteriormente unos 35 cadáveres. El resto quedó literalmente bajo una tumba de material que rápidamente se solidificó de unos 10 km de largo y 500 m de ancho. El tranque no contaría entonces con defensas apropiadas para eventuales derrumbes y sólo algunos sacos de arena, según reportes de la época, resguardaban a la población.
Varios otros tranques de relave mineros cedieron con este sismo (Los Maquis, Cerro Negro, Bellavista, La Africana, El Cerrado y La Patagua), afortunadamente sin cobrar vidas humanas. El 90% de las 532 casas que tenía Salamanca fueron dañadas.
En Illapel se inutilizaron el 65% de las construcciones y el 20% en Los Vilos. En Caimanes y Guangualó no quedaron viviendas útiles. En el cerro La Campana, cerca de Quillota, cuatro excursionistas del Club de Montaña Valparaíso fallecieron al ser aplastados por el derrumbe de la ladera de un cerro. Llay Llay y los cerros de Valparaíso quedaron también con graves daños en sus construcciones.
El suministro de electricidad y agua potable estuvo suspendido por varios días en casi todos los pueblos mencionados. En Santiago murieron otras dos personas, el sismo fue de Intensidad VII e interrumpió las comunicaciones por cerca de 60 minutos.